Para comprender bien lo que hoy se discute sobre la perimenopausia y su correcta definición, lo primero es definir conceptos básicos y ubicar estos términos en su lugar dentro de la fisiología femenina. En la práctica clínica y en el lenguaje médico actual, algunos términos que antes eran de uso común han evolucionado, y por eso es importante ordenarlos para que no generen confusión.
¿Qué es menopausia?
La menopausia se define clásicamente como el momento en que han pasado 12 meses consecutivos desde la última menstruación. Desde el punto de vista fisiológico, esto implica el cese definitivo de la actividad folicular ovárica. Clínicamente, lo que observamos es que la mujer dejó de menstruar y, al cumplirse un año sin menstruación, se confirma que se ha entrado en menopausia.
En mujeres sin útero o con presencia de un sistema intrauterino de levonorgestrel, el diagnósticos se realiza con dos dosajes hormonales separados por 12 meses.
Este es un concepto bien definido porque implica el fin de la función ovárica activa, y se confirma retrospectivamente tras un año sin ciclos menstruales.
Y entonces… ¿qué es el climaterio o la llamada “perimenopausia”?
El año antes de que se confirme la menopausia (es decir, el periodo en el que la mujer todavía no sabe si su ciclo menstrual se va a detener definitivamente) se ha llamado tradicionalmente climaterio o perimenopausia. Este periodo suele abarcar una franja de edad, entre los 45 y los 55 años aproximadamente, con una media alrededor de los 50 años +/- dos años.
Sin embargo, cuando hablamos de mujeres más jóvenes —antes de los 40 años— que presentan irregularidades en sus ciclos menstruales o amenorrea, el término “perimenopausia” ya no es el más apropiado. En la literatura científica y en la práctica médica más actual, a este cuadro se lo consensuó llamar:
Insuficiencia Ovárica Primaria (IOP).
Este término engloba lo que antes podía conocerse como menopausia prematura, menopausia precoz o fallo ovárico prematuro. No es lo mismo que la menopausia definitiva, porque no implica necesariamente el cese completo e irreversible de la función ovárica. Más bien, es una condición en la que los ovarios dejan de funcionar de forma regular antes de tiempo, lo que puede incluir episodios de actividad ovárica intermitente.
O sea, es la perdida parcial o total de la función ovárica antes de los 40 años con disminución de la producción de estrógenos y alteración de la ovulación.
Esto tiene implicancias clínicas y pronósticas que son distintas a la menopausia tradicional.
¿Qué significa realmente la Insuficiencia Ovárica Primaria?
La IOP es un concepto que intenta capturar, desde el punto de vista fisiológico, un problema de funcionamiento ovárico que aparece de forma anticipada. No es solo la ausencia de menstruación —es una disminución significativa o una falla en el funcionamiento de los ovarios que afecta la producción de hormonas y la regularidad de los ciclos.
Este fenómeno es relevante, sobre todo, en mujeres menores de 40 años que consultan por irregularidades menstruales o por dificultades para lograr un embarazo. A diferencia de lo que ocurre en la menopausia natural, donde la función ovárica cesa definitivamente, en la IOP los ovarios pueden tener momentos de actividad —por eso se habla de una insuficiencia, no de un cese definitivo.
Cómo se manifiesta clínicamente
En la insuficiencia ovárica prematura, los cuadros clínicos más frecuentes que llevan a las mujeres a consultar son:
- Irregularidad menstrual, que puede manifestarse como ciclos muy espaciados o impredecibles.
- Amenorrea, definida como la ausencia de menstruación por más de seis meses (180 días).
Muchas pacientes consultan, además, porque desean un embarazo y no entienden por qué su ciclo se altera o no logran embarazarse.
Además, existe una serie de síntomas que se asocian con el hipoestrogenismo —es decir, con la disminución de la producción de estrógeno por parte de los ovarios:
- Sofocos
- Insomnio
- Alteraciones del estado de ánimo
- Disminución de la concentración y de la memoria
- Disminución del deseo sexual
- Sequedad vaginal
- Oligomenorrea o irregularidades del ciclo menstrual
- A largo plazo, se asocia con el desarrollo de osteopenia o osteoporosis y un mayor riesgo cardiovascular
Estos signos y síntomas son parecidos a los que experimentarían mujeres en transición hacia la menopausia tradicional, pero en este caso ocurren en edades en que no se espera que la función ovárica desaparezca de forma definitiva.
¿Cómo se diagnostica la Insuficiencia Ovárica Primaria?
El diagnóstico de IOP se basa en una combinación de hallazgos clínicos y estudios hormonales y de imagen. No se trata solo de un síntoma, sino de una evaluación objetiva del eje reproductivo. Algunos de los aspectos que se valoran son:
- Edad de la paciente: especialmente mujeres menores de 40 años con irregularidades menstruales.
- Hormonas séricas:
- FSH (hormona folículo‑estimulante) elevada, a niveles consistentes con falla ovárica. (25-40 UI)
- LH (hormona luteinizante) también puede estar alterada.
- Estradiol bajo, indicando disminución de producción ovárica.
- Repetición de pruebas separadas por al menos 6 semanas, para confirmar que los cambios hormonales son persistentes.
- Hormona antimülleriana (AMH): habitualmente disminuida en estos casos, lo que indica menor reserva ovárica.
- Ecografía de recuento folicular: para evaluar la cantidad de folículos presentes en los ovarios.
Además, en mujeres con diagnóstico de IOP se recomienda:
- Cariotipo: para descartar causas genéticas subyacentes (por ejemplo, alteraciones cromosómicas que pueden asociarse a un fallo ovárico prematuro, como síndrome de Turner o X frágil)
- Descartar enfermedades autoinmunes
Complementariamente, cuando se evalúa el deseo de embarazo, siempre es importante tener en cuenta:
- Factor masculino (estudio del semen del compañero)
- Factor tuboperitoneal (estudios de las trompas y de la anatomía pélvica)
El objetivo es tener un enfoque integral, porque la infertilidad puede tener múltiples causas y no siempre la IOP es la única responsable.
¿Qué posibilidades hay de embarazo espontáneo?
Aunque la mayoría de las mujeres con insuficiencia ovárica prematura tienen dificultades para concebir, no son estériles automáticamente. El término “insuficiencia” implica que puede haber momentos de ovulación o actividad ovárica residual.
De hecho, se estima que aproximadamente un 5% de estas pacientes pueden lograr un embarazo de forma espontánea. Sin embargo, esto es altamente impredecible y poco confiable. Por eso, cuando la paciente desea un embarazo, lo más importante es actuar rápidamente y con un plan claro.
¿Qué hacer cuando se diagnostica IOP y se desea un embarazo?
Lo primero es informar y acompañar a la paciente sin alarmarla, pero con claridad sobre que la ventana de oportunidad puede ser más estrecha que en mujeres con función ovárica normal.
Las opciones principales son:
- Buscar un embarazo de forma activa, idealmente con ayuda de un especialista en fertilidad.
- Preservar la fertilidad, a través de técnicas de criopreservación de ovocitos. Esto es especialmente recomendado cuando la paciente aún no desea un embarazo inmediato, pero quiere asegurar sus opciones futuras.
Es importante saber que:
- Preservar ovocitos (vitrificación) es una técnica válida y recomendada en muchos casos, ya que permite guardar ovocitos en un estado relativamente estable para uso futuro.
- Estos procedimientos son tratamientos de alta complejidad reproductiva, pero tienen sentido cuando se desea mantener opciones reproductivas ante un descenso de la función ovárica.
El momento para considerar estas estrategias va a depender de muchos factores, como la edad de la paciente, los resultados hormonales y ecográficos, y el contexto personal.
¿Se puede “retrasar” la perimenopausia o la IOP?
No existe una forma fisiológica de retrasar de forma definitiva la insuficiencia ovárica prematura o el proceso natural de envejecimiento ovárico. Las hormonas exógenas pueden enmascarar síntomas o regular el ciclo temporalmente, pero no detienen el proceso de declinación de la función ovárica.
Por eso, el enfoque no pasa por “retrasarla”, sino por:
- Diagnosticar de forma temprana
- Acompañar clínicamente.
- Definir objetivos reproductivos.
- Ofrecer opciones reales según la edad y la situación individual de la paciente.
La insuficiencia ovárica prematura es un concepto actual que reemplaza a términos más antiguos como perimenopausia precoz o prematura. Implica una falla ovárica anticipada, con disminución de la función que afecta ciclos menstruales y fertilidad, pero no necesariamente un cese definitivo como ocurre en la menopausia natural.
Clínicamente, las mujeres presentan síntomas relacionados con el hipoestrogenismo y, con frecuencia, consultan por irregularidades menstruales o dificultad para concebir. El diagnóstico se basa en una combinación de historia clínica, hormonas séricas, ecografía y, cuando corresponde, estudios genéticos como el cariotipo.
Lo más importante cuando se diagnostica una insuficiencia ovárica prematura en una mujer que desea embarazo es actuar rápidamente y ofrecer opciones, que pueden incluir desde tratamientos de fertilidad hasta preservación de ovocitos. Informar con claridad, sin alarmar ni dar falsas expectativas, es parte esencial de un manejo humanizado y efectivo.
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